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Botero


“El arte para que sea universal tiene que ser local”










El pasado 29 de abril tuve la oportunidad de asistir al estreno del documental del artista plástico Fernando Botero.

La proyección se llevó a cabo en las salas de Cinépolis VIP Miyana Polanco, los asistentes fuimos recibidos por los hijos del artista, el productor de dicho documental y por la casa de subastas Sotheby’s.

Durante el coctel hubo champaña y una mesa de quesos espectacular que aludía a un bodegón con suficiente comida para alimentar un ejercito, no podría pensar en mejor festín para recibirnos.

Después de unas cálidas palabras de Lina Botero y Lulú Creel, comenzó la función.

El documental es una retrospectiva de la vida del artista contada con sus propias palabras, comenzando con sus orígenes humildes en su natal Medellín hasta la respuesta positiva que recibió recientemente por el mercado asiático.

La narrativa de esta película es de carácter intimo, donde el espectador esta sentado junto a su familia escuchando anécdotas personales, uno forma parte de esos momentos y conoce sus secretos.

La percepción que tenía del artista me fue cambiada en su totalidad, su popularidad siempre me había intrigado pero realmente no había despertado en mi curiosidad, la silueta voluptuosa de los casi cómicos personajes de sus obras, me eran demasiado familiares, nunca habían sido algo nuevo para mi, pero esta percepción cambio después de ver este film.

Durante el viaje en el tiempo al que nos transporta el documental pude entender mejor las obras de Botero, de dónde proviene su curiosidad por desarrollar un estilo propio y como Piero della Francesca fue el principal motor para descubrir esa exploración por la deformación de los elementos dentro de sus obras.

Su identidad es única y reconocida mundialmente por adultos y niños, sus personajes con “gordos” cuerpos (a los cuales no permitiré que les llamen así de nuevo) tienen una historia que contar, su razón de existir es la muestra de la constante dedicación del artista por conocerse y mejorar su interpretación del mundo, el volumen y la proporción es aquello que se identifica a primera vista pero el uso de colores brillantes tiene una gran influencia sobre el tiempo que estuvo en México.

Cada una de las etapas del maestro Botero se muestran en este documental, la importancia de los movimientos sociales para crear sus obras me llamó mucho la atención, estas no solo son alegres momentos o replicas de afamadas obras, también existe un lado oscuro de Botero, un lado satírico que toca temas como la religión, el narcotráfico y escenas violentas sacadas de los periódicos amarillistas.

Su incursión en la escultura no es secreto, quizás esas piezas son aun más conocidas que las pinturas, esta etapa surgió en su madurez y su taller en Carrara es una escenografía sacada de un sueño, la composición que generan los moldes de yeso es una prueba más de la intimidad a la que los espectadores fuimos invitados.

La apertura de Botero hacia su vida y hacia sus obras es de admirar, él invita a los críticos a dar su opinión, a los niños a subirse en sus esculturas y a tocarlas, el no ve la fama como una prostitución de su trabajo, su arte es divertido y carece de esnobismo.

Su estilo monumental tiene influencias de su cultura, a cambio el pone en alto el nombre de Colombia.

Este documental es una fuente de aprendizaje y una muestra de que la perseverancia, la pasión, el arduo trabajo da frutos, Botero es el artista que en vida ha alcanzado la gloria y ha podido disfrutar de ver al mundo entero apreciar sus obras.

Botero el documental se desarrolla en diez ciudades y ofrece un dialogo con de artista de 86 años, no pueden dejar de ver esta producción que estará en 18 salas de cine de nuestro país, consulta la cartelera Cinépolis.


Fotos: Hogan Millar Media

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